domingo, 27 de marzo de 2016

Reporte de la Finisterra en el primer trimestre de 2016.



Por. José Ángel Garfias Frías


Sin darnos cuenta se han ido ya tres meses de este año 2016. Un año que comenzó con muchos contratiempos y un panorama desalentador. La situación económica y el aumento del precio de dolar ha sido el tema más alarmante, ésta alza del dólar que casi arañó los veinte pesos y que de momento se estabilizó, no sin antes haber subido los precios. De todo, desde los insumos básicos hasta los comics y videojuegos que en todas sus presentaciones se han visto en la necesidad de subir el precio. Y esto sin duda ha cambiado los planes para lo que se tenía en cuanto a ventas y nos hace ser más selectivos con lo que consumimos.

El precio del petróleo fue otro de los temás que ha puesto los pelos de punta del gobierno y a la sociedad. El resultado: recortes en el presupuesto de las áreas más prescindibles, es decir, ciencia, tecnología y cultura. De nuevo reajustes que a corto plazo no se sentirán, pero a largo plazo se verán las consecuencias. Y los proyectos en puerta puede que no se realicen.

El terrorismo, es otro de los episodios fuertes en el primer trimestre. Pero de qué alarmarse con lo que pasá en el otro lado del mundo. Si aquí ya se tiene de que hablar con las muertes cotidianas que aparecen en las contraportadas de periódicos de nota roja y que nadie reclama, la captura del Chapo, narcotráfico y otros temas de inseguridad que nos tienen ya bastante preocupados. Lo suficiente, y hay que trabajar en ello.

En este contexto, y enfocándonos en los temas de investigación de la Finisterra, se puede hablar del cine, en específico el de superhéroes, con dos películas que hasta el momento han creado ya fuertes expectativas para lo que vendrá en la materia. Deadpool que fue una representación fiel de lo que veíamos en los comics, pero sin más pretnción que eso, una buena película para un público mayor que quería ver las groserías y ocurrencias de este personaje. Y Batman contra Superman que ha creado tantas opiniones divididas, que incluso me reservaré la mía. Quedamos a la espera de Civil war y todo lo demás que viene.

En los comics y todas las publicaciones nacionales, siguen trayendo mangas las editoriales Kamite y Panini. Regresa Death Note, regresa Evangelion y traen cosas nuevas como Blue Exorcist y añoradas como Full Metal Alchemist y Sailor Moon. Los comics de Star wars, muchas cosas de Superhéroes, que en lo personal no me gustan, como el “de nuevo” número 1 de Amazing Spiderman que no convence a nadie con la idea de un Peter Parker que es un Ton y Stark de los pobres. Y quiza pensar que los Superhéroes se han ido al cine, dejando muy malas historias en el papel. A menos que la situación cambie. Ojalá que cambie.

En los videojuegos el futuro es aún más enigmático. En este primer trimestre no ha salido mucho y lo que ha salido no ha sidfo tan bueno. ¿Street Fighter V? Muy esperado, pero no convenció a muchos. Los parches ya se esperan. ¿Grandes sagas? De nuevo Gears of war 4, otro Halo, Uncharted 4, lo de siempre. Lo bueno a veces sorpende por pequeño y en lo indie, ¿y el WiiU? Ya desde hace rato se rumora su muerte, la interrogante será saber qué lo sustituirá.

Los fans se siguen manifestando en “La Mole” a pesar de los precios, y los eventos que se hacen, sigue habiendo un público cautivo en estos eventos, que al igual que los de la Frikiplaza se manifiestan religiosamente cada semana esperando nuevas experiencias, series y convivencia con otros fans de lo ñoño, lo geek y lo friki.

¿Y que hay de La Finisterra? Pues nada, en mayo ya cumpliremos un año de trabajo y el movimiento ha crecido, hemos logrado impactar a otras universidades donde saben de nuestro trabajo, en los medios ya tenemos apariciones y entrevistas y la semilla está sembrada con la idea de que hay un grupo de investigación de todos estos temas en la UNAM. Si, apesar de todo, a pesar de las crisis, los contratiempos, recortes y problemas nacionales; hoy hemos conseguido un espacio para el estudio de las industrias culturales, industrias creativas o industrias del entretenimiento, cómo se les quiera llamar, pero todos sabemos lo que hacemos en La Finisterra y lo hacemos con pasión.

El reporte de este primer trimestre debería empezar con nuestras mesas de análisis de ánime. Nuestro ciclo “Cambios en la concepción del mundo” que empezó el año pasado con el análisis de Death Note y que sobrepasó la capacidad de nuestra sede, la sala Fernando Benítez en especial con la memorable mesa de Evangelion que nos demostró que los fans de esta saga, siguen todavía atentos a un concepto que para nada ha muerto. Evangelion sigue y seguirá y nuestra mesa, así como la de Attack on Titan solo nos permitió algunos acercamientos para que el público construya su análisis e interpretación, todos igual de válidos, todos en armonía y en conjunto.

Nuestras mesas de análisis de videojuegos que comenzaron con la saga de Metal Gear han sido insuficientes. Un videojuego y más uno de este calibre no se puede analizar en tan poco tiempo. Sin embargo estas mesas nos han permitido reflexionar sobre algunos temas puestos en la mesa acerca de lo que abordan, particularmente temas béicos y un contexto muy rico e interesante que de nuevo pretende formentar la discusión en videojuegos. Pero han sido un ejercicio bastante agradable, a la par de los Gamers Club, como el de Mario Kart que tenemos vigente.

El cómic se integra de lleno este semestre en la investigación con el taller extracurricular de narrativa gráfica que imparte Mario González Nájera en la Facultad. Y ni que decir con la conferencia del 31 de marzo donde discutiremos los pormenores del comic en esta era digital.

La lucha libre es uno de los temas pendientes en lo que prometimos en la Finisterra, y ya estamos trabajando en eso. En menos de lo pensado, tendremos un gran evento el siguiente semestre y los trabajos en la materia aumentarán considerablemente.

El resto de lo que viene es terminar este ciclo de mesas de análisis de ánime, recuerden que nuestra siguiente mesa es la de Macross el día viernes 15 de abril a las 17:00 hrs. Ahí votaremos por el próximo ciclo de mesas de análisis de ánime, ¿por quién votarán ustedes? No falten ese día para que vean las propuestas y voten. Terminaremos las mesas de análisis de Metal Gear, espero que ya hayan acabado The Phantom Pain para no spoilerear ese día. Y no olviden el magno evento, el día de Gokú el 12 de mayo en el Flores Magón como festejo del aniversario de La Finisterra.

¿Cómo hacer frente a lo que resta del año? La verdad no hay una propuesta para cómo hacerlo, la situación se puede empeorar, pero tengamos fe siempre en que se puede mejorar y debe hacerlo, si no, por las condiciones macroeconómicas y globales que a veces están fuera de nuestro alacance, que lo hagan por nuestro aporte diario a lo que nos gusta y amamos.

Todo el Grupo de investigación de LA Finisterra, y yo, estamos comprometidos por investigar, publicar, divulgar el área en la que estamos encomendados. Esperamos que nos puedan seguir, y vamos para adelante. Un trimestre se nos ha ido y lo mejor esta por venir.



sábado, 26 de marzo de 2016

La lucha libre mexicana y la lucha libre en el mundo.


Por; Alberto Alejandro Meza




¡Al fin es viernes! ¡Y al fin hoy toca lucha libre!

Ya les he contado muchos aspectos históricos y culturales acerca de la lucha libre en México, el surgimiento de la máscara y cómo se ha transformado en un símbolo de poder y en un elemento fundamental para el desarrollo de nuestro deporte del costalazo.

Pero… ¿Solamente hay lucha libre en México?

Se dice que la lucha libre mexicana es la mejor del mundo, ¡A huevo!

Pareciera de entrada muy soberbia la afirmación, sin embargo, mucho se ha especulado acerca de este tema, porque hay que tomar en cuenta que no solo en nuestra nación se practica la lucha libre profesional, puesto que en más lugares alrededor del mundo hay empresas de lucha libre que la viven también de manera especial. Tal es el caso de Estados Unidos y Japón, que con sus propias empresas y trayectorias han consolidado la necesidad de crear escenarios para el enfrentamiento de gladiadores y apreciar las madrizas que se ponen.

Sin tomar en cuenta cuestiones de mercadotecnia, el verdadero éxito de la lucha libre mexicana radica en construir un estilo propio con cualidades especiales distinguibles en casi cualquier parte del mundo.

Les comentaba en columnas pasadas que dicho estilo de la lucha libre mexicana se distingue visualmente desde el uso de máscaras y equipos vistosos, hasta en su ejecución donde sobresalen los lances y llaveos por parte de estetas que tienen un físico desarrollado pero no al grado de los fisicoculturistas que hay en Estados Unidos o los bajitos y muy ágiles japoneses. El luchador mexicano en general busca guardar un equilibrio entre la fuerza y la agilidad.

La lucha libre de México es considerada la mejor en cuanto a la preparación de los estetas puesto que los propios gladiadores de otras naciones vienen a entrenar en los gimnasios mexicanos donde se forman las estrellas nacionales para después llevar ese conocimiento a sus lugares de origen y empresas. Dicho esquema se ha dado por ejemplo, con los casos de Chris Benoit, canadiense que luchó en los 80`s aquí en México enmascarado bajo el nombre de Pegassus Kid. Perdió la tapa a manos del Villano III en una épica batalla, se pusieron una putiza de aquellas que dejó asombrados y más que satisfechos a los aficionados que tuvieron la oportunidad de ver ese combate. Después del éxito obtenido en México, Benoit se integra a empresas de lucha en Estados Unidos, con una técnica más depurada y un mayor conocimiento de las llaves y contrallaves; ¿y donde aprendió? ¡Pues en México chigà!

También tenemos el caso el caso de Lyger, un luchador japonés que entrenó en territorio nacional para sobresalir en las empresas luchísticas de Japón. Cabe destacar que Lyger es un cabròn de un calibre comparable al primer Tiger Mask (Satoru Sayama), o sea que es un chingòn.

De manera particular, la lucha libre mexicana combina el deporte con el espectáculo; la atmósfera que se crea en una arena de lucha libre permite al público transportarse a otra dimensión y pedir combates de gran calidad entre dioses, guerreros, seres de ultratumba o entes celestiales. Esa magia y ese misticismo son clave para que la lucha libre en México esté vigente hasta nuestros días después de décadas de haberse iniciado.

Cómo ya es sabido, una de las características importantes, si no es la que más y por lo cuál la lucha libre es reconocida a nivel mundial es la máscara, esa prenda tan importante para muchos luchadores que en realidad guarda el misterio de la persona que se desempeña arriba el ring y que crea un ambiente de misticismo y enigma, dando un toque especial y emotividad a la lucha de apuestas, las cuales nacieron en México.

Les platicaba que en un principio los luchadores de antaño subían al encordado portando solamente un calzón y unas botas, casi no habían enmascarados y no traían una pinche melenota cómo la de El Rey León, traían el cabello muy bien recortadito y engomado y en su mayoría un bigotito mamòn al puro estilo de Pedro Infante, además que no usaban un mote o apodo, sólo utilizaban sus nombres verdaderos para presentarse, por ejemplo: Octavio Gaona, Merced Gómez, Luis Núñez, Firpo Segura, Daniel Aldana, Rolando Vera, Héctor López, Al Amezcua, etc.

Poco a poco se fue gestando una parafernalia que convirtió a la lucha libre mexicana en un mundo mágico y misterioso que dio paso a la transformación. El nombre de batalla originó la aparición de personajes en los encordados y a la existencia de dos personalidades que conviven en un solo ser humano, las cuales son mediadas por la máscara, la cabellera y el equipo (se denomina equipo al juego de botas, mallas, máscara, butargas, muñequeras, y otros accesorios que el luchador usa para representar a su personaje).

Otro factor extra para que la lucha libre mexicana sea única y diferente a las demás, son la infinidad de llaves y castigos que se ejecutan y que en la mayoría de las veces han sido inventados por los mismos luchadores mexicanos, (Chingones los mexicanos ¿A poco no?) el ingenio y la vistosidad se hacen presentes en cada encordado cuando los gladiadores nacionales hacen gala del conocimiento en el arte del pancracioy sobre todo porque cada llave, cada castigo, cada vuelo, cada lance, ha ido evolucionando a través de los años pero sin perder la esencia de la lucha libre tradicional.

El público de la lucha libre mexicana es muy pinche escandaloso y grita para celebrar o censurar lo que los gladiadores hacen en el ring, no hay movimiento o maniobra que no sea señalada por el público, e inclusive el luchador rudo puede encarar e insultar al público, a cambio recibe una lluvia de mentadas de madre, que lejos de ser una ofensa para el luchador rufián, son un premio y un halago a su malvado desempeño.

En cambio el luchador técnico apela por el apoyo del respetable, por lo aplausos y las ovaciones. Lo cierto es que en la lucha hay público variado en cuanto a sexos y edades, los cuáles conviven durante el desarrollo de cada función.
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De igual manera que los luchadores extranjeros vienen a entrenar a México, muchos mexicanos son requeridos en Estados Unidos y sobre todo en Japón para dar cátedra de sus conocimientos y algunos se han llegado a convertir en verdaderos ídolos en estos países, ejemplos claros de mexicanos exitosos en el extranjero son: Eddie Guerrero y Rey Misterio Jr. en Estados Unidos y Mil Máscaras en Japón. Muchos guerreros nacionales van de gira con mucha frecuencia.

Existen diferencias en los estilos de lucha entre México, Estados Unidos y Japón.

Por ejemplo, en la lucha estadounidense, el show predomina sobre la lucha. Para muchos observadores parece que nada más le hacen a la mamada o solamente es una telenovela lo que acontece arriba y abajo del encordado, al fin y al cabo es cuestión de
gustos y de credibilidad y a quién le guste y crea en lo que mira lo verá y quién no, pues no y ya, así de sencillo.

La empresa más importante es la World Wrestling Entertainment, Inc. (WWE), la cual más que una empresa de lucha libre profesional es todo un grupo multimedia que con base en el negocio de la lucha libre, crea un sinfín de productos para el consumo en televisión, Internet, cine, videojuegos, licencias para el desarrollo de productos y otras industrias del espectáculo, es por ende, un negocio de carácter global con gran aceptación. En fin, el varo es el varo.

La base es la música, luces, fuegos pirotécnicos, y los retos que se dan ante el micrófono, los cuales forman parte de este estilo muy particular. En lo personal a mí no me agradan esos retos vía micrófono, si se caen mal y se detestan, no se reten, limítense a romperse su madre y ya.

También cabe señalar que dentro de su reglamento no esta permitido el uso de objetos a manera de arma para madrear, lastimar y mermar al contrincante como: sillas, mesas, tablas, escaleras, etc, aunque existen funciones donde se autoriza el uso de dichos artefactos para meterse una buena putiza. 

Aquí no hace falta la técnica o saber llavear, con que tengas una silla para darle una madrina al rival es más que suficiente.

Los lances y las llaves no son tan vistosos ni espectaculares debido a la constitución física de los luchadores, la mayor parte de ellos son cabrones que miden cerca de dos metros y pesan más de 120 kilos, lo que en ocasiones les impide ser rápidos y espectaculares. La lucha libre de los Estados Unidos se basa principalmente en la fuerza bruta y el manoteo, y es denominada Wrestling Norteamericano.

Es por ello que los luchadores mexicanos tienen tanto éxito en este país a pesar de ser de talla menor, puesto que la técnica, la agilidad y la velocidad son sus principales armas.

También hay que destacar que en la lucha gringa casi no hay luchadores enmascarados, los pocos que utilizan una tapa, son mexicanos y ya les había comentado que si los gladiadores estadounidenses no portan una máscara, en teoría deberían jugarse las cabelleras en una lucha de apuestas, pero no hacen. Solamente toman un micrófono platican mucho tiempo en vez de ponerse en su madre, manotean y ya. Pero sin luchas de apuestas de por medio.

La WWE ha sabido hacer un gran negocio con estrategias como la creación de sub empresas para crear rivalidades entre luchadores, tal es el caso de Smackdown y RAW que se integraron hace no mucho tiempo a las transmisiones para televisión abierta en Mèxico en TV Azteca y Televisa respectivamente, así mismo, WWE también maneja la ECW (Extreme Championship Wrestling), como una modalidad de lucha extrema.

Si bien la calidad de los luchadores mexicanos es demandada en Estados Unidos, puesto que cada vez más estetas emigran a dicha empresa, la lucha libre mexicana y en especial el CMLL y AAA han buscado el modelo de comercialización estadounidense para distribuir productos mediáticos y con licencia, pero sin duda con mucho menor participación en el mercado y con mas desorden y menos éxito que la empresa estadounidense.

Finalmente con respecto a la lucha de Estados Unidos baste señalar que hay otras empresas como TNA (Total Non Stop Action) que tratan de hacer competencia a WWE, e inclusive el CMLL ha tenido tratos con la TNA para el intercambio de luchadores y ofrecer variantes de espectáculo en ambos países.

Ahora bien, con respecto a la lucha japonesa hay que mencionar que es muy espectacular, predominan los lances, las acrobacias y las maromas dentro y fuera del ring, podemos ver a algunos cabrones japoneses realizar lances verdaderamente suicidas, que donde les falle por un centímetro quedarían inválidos o se matan los cabrones, la velocidad también es un factor de suma importancia en el país de oriente, ya que los nipones son de una constitución física que va de pequeña a mediana y la mayoría son delgados y ligeros, lo que les facilita esa espectacularidad.

En Japón hay más enmascarados que en los Estados Unidos, lo que nos haría pensar que en la tierra del Sol Naciente si se juegan la máscara, pero ¿Qué creen? Tampoco lo hacen, llega a suceder, pero en contadas ocasiones y esas luchas no despiertan tanta expectativa cómo en nuestro país.

Y bien, los luchadores japoneses podrán ser muy chingones para las maromas y los lances suicidas, pero algo de lo que carecen, es de la técnica que tienen los mexicanos para le ejecución de llaves y castigos a ras de lona; “La Tapatía”, “La de a Caballo”, “La Cavernaria”, “La Rana”, “La Huracarrana”, “La Lanza”, “El Nudo Lagunero”, “La Casita”, “La Mecedora”, “La Campana”, “El Tirabuzón”, “La Cerrajera”,etc., son solo unas cuantas llaves de la infinidad que se aplican en la lucha libre mexicana y que los japoneses no lo hacen y aunque en el país del sushi tratan de innovar en ese aspecto, las llaves y castigos hechos en México siguen siendo los más chingones y los más letales.

La lucha libre en Japón ha tenido una penetración muy particular con la empresa New Japan Pro-Wrestling (NJPW), fundada en 1972 por Antonio Inoki, luchador que ha tenido gran relación con México y que se ha asociado con empresas estadounidenses y mexicanas para llevar los mejores exponentes al país del Sol Naciente a otras regiones, éste es el caso el legendario Tiger Mask, quién luchó en México y Estados Unidos.

Una de las máximas figuras mexicanas reconocida en Japón es Mil Máscaras, quien ha realizado muchos viajes y es considerado el mejor luchador mexicano.
También existe lucha libre profesional en otros países, pero sólo hago la comparación con los Estados Unidos y Japón ya que es donde las luchas tienen un mayor arraigo.

La lucha libre mexicana entonces, se distingue de las demás en primera instancia por el uso y el gran valor que se le da a la máscara y a la cabellera (sobre todo a la “tapa”), y en segundo plano por la gran variedad de llaves, contrallaves, lances y castigos que abundan en nuestro deporte del costalazo.
Tanto así que los gladiadores extranjeros vienen a nuestro país a aprender y a depurar su técnica y después se llevan ese conocimiento adquirido a otras regiones del mundo.

La combinación de deporte, espectáculo, llaves, contrallaves, retos, lances suicidas, castigos, rivalidades, máscaras, cabelleras, técnica, rudeza, y muchos elementos más hacen a la lucha libre mexicana la mejor del mundo.

Nos vemos la siguiente semana.


Antonio Martínez: El fabricante de máscaras



Por: Alberto Alejandro Meza.


Los saludo nuevamente, ya es viernes otra vez y cómo ya es costumbre les escribo algunas líneas acerca de nuestro recio deporte de las máscaras y cabelleras.
Ya les he platicado el porque la lucha libre mexicana posee misticismo y magia, cómo y porque desde hace décadas el luchador mexicano se ha convertido en un ser mítico y poderoso.
Un punto que hay que destacar es el siguiente: El que la lucha libre en México lleve vigente más de ocho décadas, se debe al proceso de valoración que la gente le ha dado a través de los años. Los aficionados de ayer y hoy proporcionan a la lucha libre un valor simbólico tan grande, que en la actualidad es uno de los deportes más importantes y populares y que cuenta con un gran número de seguidores.
La lucha libre mexicana independientemente de ser un deporte, un negocio y un espectáculo, desde que existe es simple y llanamente la representación de la eterna lucha entre el bien y el mal, representación que se menciona desde tiempos muy remotos en las culturas milenarias, (desde hace un chingo de años, Dioses y Demonios ya de detestaban y se ponían en su madre) y eso la hace diferente a otros deportes e incluso a otras luchas alrededor del mundo. En nuestro país desde los años 30`s, y hasta nuestros días, el luchador debe de tener una doble personalidad y hasta una gran capacidad histriónica para interpretar un personaje arriba del encordado.
La lucha libre mexicana es entonces realidad y fantasía al mismo tiempo. La preparación, el entrenamiento, los golpes, las llaves, las rivalidades, son totalmente verdaderas, (y vaya que todo es real, yo entrené algún tiempo y te paran unas buenas madrinas) al fin y al cabo es una competencia donde el objetivo es ser mejor que el otro y derrotarlo basándose en los conocimientos luchìsticos adquiridos durante los años de gimnasio, además de las malas mañas y las marrullerías que se van aprendiendo sobre la marcha.
La fantasía surge cuando uno acude a una arena y se transporta a otra dimensión, las máscaras y cabelleras se hacen presentes, dioses, seres mitológicos, criaturas de ultratumba, entes celestiales, personajes históricos, animales y fuerzas de la naturaleza se enfrentan entre sí para ser el mejor y obtener la supremacía;
he ahí el lado fantástico y único de la lucha libre mexicana.
Ahora bien, no importa si se es rudo o técnico, no importa si se usa una máscara o se porta una gran melena, lo verdaderamente importante es estar bien entrenado y ser un atleta, un luchador completo con los conocimientos suficientes para dar un excelente combate…
Pero a pesar de que el entrenamiento y el perfeccionamiento de la técnica luchìstica es sumamente importante, lo indispensable para ser un buen luchador es precisamente desarrollar un personaje arriba del cuadrilátero.
Porque si nadie cree en el personaje el luchador ésta jodido, mejor que se dedique a vender tacos o a manejar un puto micro.
Para ser luchador debes ser amado u odiado, pero nunca ignorado.
Si el luchador técnico se lleva las porras y los aplausos, está realizando bien su chamba y desempeñando un excelente personaje que representa la bondad, la justicia y el heroísmo, con lo que se irá convirtiendo en un ídolo de las multitudes.
Si el luchador es rudo y es tramposo, montonero, manchado, culero, desquiciante y el público asistente a la arena lo llena de majaderías y mentadas de madre a cada rato. ¿Qué significa esto? Pues que el rudo también está haciendo de maravilla su trabajo y su personaje será entonces conocido cómo villano, mal nacido e hijo de puta.
En lo personal a mi me agradan un chingo ese tipo de luchadores rudos, cómo El Cavernario Galindo, El Espanto I, El Perro Aguayo (No sé demonios hacía de técnico un wey de ese calibre) Cien Caras, El Último Guerrero y hasta el mismo Atlantis, que cómo rudo de verdad que era desquiciante el cabròn.
Y aunque en la mayoría de los casos las mentadas se las llevan los rudos por tramposos, también han existido grandes rudos que han sido ovacionados por su quehacer luchìstico y por sus artimañas.
Les platicaba de la importancia y el valor simbólico que se le ha dado a través de los años a la máscara y a la caballera, tal vez un poco más a la “tapa”, y les contaba donde y cómo surge y cómo es que llega a nuestro país y la adoptamos cómo propia hasta convertirse en un elemento fundamental en nuestra lucha libre, cómo es que se apuesta y cómo es que se vuelve un símbolo distintivo del luchador mexicano alrededor del mundo.
Pero… ¿Quién hacía las máscaras? ¿Las hacían ellos mismos? ¿Las pedían por catalogo? ¿Las compraban en el Walmar? ¿Venían en las cajas de Zucaritas? ¿O las cambiaban por 3 tapa-roscas?
Pues no, aquí es donde hace su aparición otro personaje muy importante dentro de la historia de la lucha libre mexicana:
Antonio Humberto Martínez
Se tiene el dato de que Antonio, llega al entonces denominado Distrito Federal por allá del año 1928, era un chamaco de 16 años de edad. Venía del Estado de Guanajuato, de la ciudad de León para ser más preciso y cómo mucha gente proveniente de provincia, acudía a la cada vez más grande capital del país para probar suerte y hacer fortuna.
De oficio zapatero, Antonio tenía un amplio conocimiento en el entonces negocio del calzado, pero no tenía los medios y por ende carecía del varo necesario para poner un negocio propio.
Así que cómo muchos otros, entró a chambear en un taller de zapatos no muy grande yu después en una fábrica textil. Le chingò bastante con el afán de subir y no ser siempre un simple obrero, lo cuál logro y después de un tiempo y gracias a su buen desempeño llegó a ocupar el cargo de Secretario General del Sindicato de la fábrica para la cuál laboraba. (Grillo el Sr. Martínez).
En ese cargo no duró mucho tiempo ya que a él le interesaba el bienestar de los trabajadores, así que consolidó un sindicato independiente y éste acto hizo que los
dueños de la empresa se encabronaran y despidieran, eso si, no sin antes darle algo de varo cómo liquidación y en efectivo.
La marmaja que recibió no era mucha en realidad y decide seguir en el ámbito del calzado y por fin abre su propio negocio llamado “Zapatería Martínez” en la colonia Santa María la Redonda, cerca de una Arena de lucha Libre conocida còmo La Arena Libertad (que en nuestros días ya no existe).
Pero Antonio, no fabricaba zapatos para un uso cotidiano, se especializó para hacer calzado para practicar box, futbol soccer y ciclismo.
Y bueno, teniendo el changarro cerca de la arena, fue inevitable que Antonio acudiera a ver las luchas, y aunque en su mayoría participaban luchadores foráneos, el entretenimiento y el gusto por el deporte del costalazo ya existía.
Entre los pocos luchadores mexicanos que se presentaban en la Arena Libertad, estaba “El Charro Aguayo” (Francisco Aguayo Escoboza) a quién Antonio Martínez apoyaba y seguía.
De algún modo Antonio y el “Charro” se hicieron cuates y al enterarse que Antonio se dedicaba a la fabricación de calzado deportivo le pidió que le hiciera unas botas especialmente para luchar, ya que en ese entonces “El Charro” subía al ring con unas chingadas botas de boxeador.
El calzado de pugilista era muy blando, corto y ajustado, con una suela muy delgada para aguantar el brincar de puntitas durante varios rounds.
Guiado por Aguayo, Antonio comenzó a confeccionar el calzado ideal para desempeñar la lucha libre. Después de varios intentos fallidos las botas para luchar eran una realidad: Se ajustaban de manera natural al pié y la pierna, anchas, largas, con un material más grueso y resistente para evitar madrearse los tobillos y amortiguar los madrazos en la columna vertebral en cada lance o caída.
El Charro” quedó satisfecho con nuevas botas y mandó a hacer más pares, para luego recomendar al fabricante y es así cómo Antonio empieza a tener un chingo de trabajo y harto varo haciendo botas de luchador, mandando al carajo el calzado para el box y el fut.
Pero eso no fue todo, el mismo Antonio no sabía lo que el destino le tenía preparado, sin saberlo el se convertiría en un personaje muy importante en la historia de nuestra lucha.
Cierto día “El Charro Aguayo” acudió con Antonio a su negocio a pedirle otras botas, pero no iba solo, iba en compañía de un valedor suyo, un luchador gringo de nombre Gordon McKey ¿Lo recuerdan? Si han dado seguimiento a mis columnas seguro se acordarán.
McKey no iba a comprar botas, le pidió a Antonio que le fabricara una máscara, una máscara que cubriera totalmente su rostro, que se ajustara perfectamente a su cabeza y que fuera difícil de quitar, pero cómoda para luchar.
Antonio aceptó el reto y le tomó varias medidas al rostro del luchador extranjero.
A pesar de no contar con los materiales que existen hoy en día, Antonio realizó un espléndido trabajo (cabe destacar que esa primera máscara fue confeccionada con materiales para hacer zapatos, por lo cuál considero que se le debe dar más mérito aún).
También hay que considerar que al fabricarse con materiales difíciles de manejar, la máscara del McKey no era ni muy vistosa, ni muy colorida, pero gracias a ésta “tapa”,
el luchador norteamericano debuta enmascarado en noviembre de 1934 y hace su aparición con gran éxito con el mote de “La Maravilla Enmascarada”
Portando la máscara que Antonio Martínez confeccionó.
McKey le solicitó al ahora mascarero que le fabricara más para tener de repuesto y no sólo él, pronto Martínez adquiere fama cómo fabricante de máscaras y pronto le comienzan a caer nuevos clientes.
Figuras de la época acudían a él para que les hiciera sus “tapas”, luchadores cómo: “El Enfermero”, “El Médico Asesino”, El Gladiador” entre otros ocultaban sus rostros con máscaras hechas por Antonio Humberto Martínez.
Con el paso de los años, Víctor Martínez, hijo de Antonio, preservaría la tradición de ser mascarero, el nombre y el negocio que su padre empezó hace décadas ahora son suyos, de hecho tiene su local muy cerca de la Arena México, donde podemos apreciar la primera máscara que su padre confeccionó y algunas “tapas” legendarias, cómo la de “Atlantis”, “Huracán Ramírez” “El Matemático” “Súper Astro” entre muchos otros.
El posee ahora el secreto de cómo fabricar máscaras, pero lo más importante, continúa con el legado de Antonio Martínez: “El fabricante de máscaras”.
Pues bien, por hoy concluyo mi columna con éste importante personaje de la lucha libre mexicana, porque ya les había platicado mucho de la máscara en México, pero no de quién la fabricó por primera vez en nuestro país.
Deseo les haya gustado y nos leemos la próxima semana conociendo más datos, nombres y hazañas del rudo “deporte del costalazo”.


domingo, 21 de febrero de 2016

“The Gray Shadow”


Por. Alberto Alejandro Meza.

Pues ya es viernes y es turno del duro pero apasionante deporte de las máscaras y las cabelleras. Los saludo con el gusto de siempre, escribiendo y proporcionando datos acerca de la lucha libre mexicana. Las últimas columnas les he platicado cómo y porque se les da un valor tan grande y simbólico a las máscaras y cabelleras en la lucha en México.

Les platicaba que la máscara no surge en nuestro país y de que manera la vamos adoptando hasta volverla un elemento propio y fundamental para el desarrollo y la evolución del deporte del costalazo. Recordemos cómo es que los luchadores nacionales comienzan a enmascararse en la década de los 30`s, sin imaginarse el éxito, el misticismo, el misterio, el simbolismo y el poderío que portaban en esa prenda que cubría sus rostros.

Por aquellos días, tal vez nadie imaginaba lo que la máscara representaría con el paso de los años, tal vez los luchadores de antaño se ponían una “tapa”, por moda o porque algún cuate suyo les decía: “Usa máscara wey, estás bien feo y se siente chingón que nadie sepa quién eres”. En realidad no se sabe con certeza el porque proliferaron los enmascarados, pero, lo que si sabemos es que con el correr de los años la máscara se convirtió en un símbolo demasiado valioso, tan preciado, que en nuestro país surgen las luchas de “Máscara contra Máscara” y cómo es sabido el que resulta ser el perdedor de ese encuentro se despoja de su preciada prenda para dar a conocer su horrible rostro. No está de más decir que efectivamente si hay algunos cabrones que asustan al pinche miedo y no deberían perder la máscara jamás.


También les comentaba que bueno, se pierde la máscara ¿Y que sigue ahora? ¿Qué se apuesta en una lucha si ya no hay “tapa”? ¿La quincena? ¿Los tacos? ¿La esposa? ¿El celular? Que hueva ver una lucha de apuestas con lo anterior ¿no?
Es por ello que cuando ya no existe una máscara de por medio, queda el pelo, mejor conocido cómo La Cabellera en el lenguaje luchìstico. Es entonces cuando también se le da a la pinche greña un valor simbólico, tan grande cómo el de la máscara pero diferente a la vez. Ya que si se pierde la incógnita, si tiene que mostrar la cara, pero cuando se pierde el pelo, se tiene que sufrir la gran humillación de ser rapado en público.

Es así cómo máscara y cabellera se convierten en un par de elementos indispensables en la lucha libre mexicana y hay que recordar que para ser un figura reconocida no sólo hay que ser un buen luchador, con un excelente entrenamiento, manejo de cuerdas, conocedor del llaveo y contrallevo. No basta con ponerse un sobrenombre y una máscara o dejarse crecer el cabello y portar una melena al estilo de “El Rey León”.
Es necesario convertirse en otro ente, tomar un nombre de batalla que de paso a la aparición de un personaje en los encordados y a la existencia de dos personalidades que conviven en un solo ser humano, las cuales son mediadas por la máscara o la cabellera y el equipo (se denomina equipo al juego de botas, mallas, máscara, butargas y otros accesorios que el luchador usa para representar a su personaje).


Pues bien, después de éste pequeño resumen de máscaras y cabelleras, los invito a viajar al pasado nuevamente para hacer un recuento de las figuras enmascaradas de décadas pasadas.
En ésta ocasión les platicaré acerca de “The Gray Shadow”
Originalmente, éste luchador se presentaba sin máscara cómo muchos otros, se trataba de un peso completo ubicado en la década de los 40`s; su nombre era Daniel Aldana y luchaba en la Arena Coliseo con el pseudónimo de Mike Donelli.

Se cuenta que en febrero del año 1944 la Arena Coliseo lucía un espectacular lleno para ver a las figuras de aquellos días. En uno de los encuentros preliminares, Mike Donelli había luchado en contra de un wey llamado Steve Morgan.
Donelli, cansado, jadeante y sudoroso, se disponía a tomar una buena ducha, cuando notó que había mucha actividad en pasillos, colegas iban y venía y se podía ver que algo que no tenía nada que ver con lo que pasaba arriba del ring sucedía.

Cuenta la leyenda que el mismísimo Salvador Lutteroth rondaba los pasillos con cierta preocupación, a lo que Aldana (Donelli) le preguntó al jefe que pasaba, la respuesta de Don Salvador es que esa noche estaba planeado debutar a un nuevo enmascarado de nombre “The Gray Shadow”, pero el muy huevòn no había llegado aún a la arena.
Entones Aldana le propone a Lutteroth ponerse la máscara y subirse a luchar para no dejar al público con las ganas de ver al nuevo luchador enmascarado, Lutteroth lo dudó un poco ya que Aldana apenas había luchado unos minutos antes.

Pero cómo no había otra opción y el varo es el varo, el patrón acepto la propuesta de Aldana, le dieron la máscara y el atuendo del luchador ausente y gracias a ello nadie del público notó que el debutante “The Gray Shadow” y Mike Donelli eran la misma persona.
Es así cómo en una lucha recia y sin tregua, “The Gray Shadow” derrotó en tres caídas al “Lobo Negro”.
Aldana hizo un espléndido trabajo, no sólo en el plano luchìstico, ya que al ponerse la máscara y el equipo de otro luchador, se transformó en un ser distinto, rudísimo, sarcástico, marrullero y burlón, se ganó de inmediato el repudio y a la vez la admiración y el reconocimiento del público, y lo más importante, no defraudó la confianza de don Salvador Lutteroth.

Daniel Aldana, que usaba el mote de Mike Donelli no era ningún novato, ya llevaba algunos años dentro del “deporte del costalazo”, por lo general luchaba en las arenas pertenecientes al entonces circuito de la llamada “Empresa Mexicana de Lucha Libre”, pero siempre en las luchas preliminares, mejor conocidas cómo “las primeras” o “las luchas para calentar la lona”.

De manera fortuita le llega esa gran oportunidad de portar una máscara y un nombre de batalla nuevo para él, y cómo en aquellos días no había tanto pedo con aquello de los derechos de autor, Aldana se queda con la máscara, el equipo y el nombre del personaje.
Pero ¿Qué pasó con el verdadero “The Gray Shadow”? Aquél luchador que iba a debutar con ese nombre y que nunca llegó a la Coliseo.
Pues la neta nadie lo sabe, no se sabe quien chingados era, porque no llegó y porque nunca reclamó el nombre y la máscara. Ni modo, por no llegar le dieron baje con su “tapa” y se chingò por irresponsable.

Poco a poco el rostro y el nombre de Mike Donelli se fue olvidando entre los aficionados y “The Gray Shadow” iba adquiriendo popularidad gracias a su desenvolvimiento, a sus rudezas y por supuesto gracias a su excelente quehacer luchìstico.
Pronto Aldana, enmascarado, se encumbra y tiene la oportunidad de participar en las luchas estelares y enfrentarse a grandes figuras de la época, cómo Carlos “El Tarzán López” y Firpo Segura, a quienes les diò excelentes batallas.

Surgió pronto una gran rivalidad con Firpo Segura (que en década de los 30`s se desempeñó cómo boxeador, pero ahora le hacía a las llaves y los costalazos).
En una lucha de parejas, “The Gray Shadow” y Héctor “El Diablo” López, (otro rudazo bien culero) derrotaron y humillaron a “Dientes Hernández” y al ya Mencionado “Firpo Segura”.
Además de la derrota y la humillación, Hernández y Segura tuvieron que soportar los desplantes y las burlas de “Shadow”, situación que calentó más a Firpo, aumentando el odio y la rivalidad entre ambos.

Se tiene el dato que el 23 de abril de 1944 se diò el esperado mano a mano entre “Shadow” y Firpo, lucha recia, sucia, patadas, golpes bajos, etc. Donde las marrullerías y tonelaje de “Shadow” (Pesaba unos 100 kilitos nomás el cabrón) terminaron por imponerse al ídolo Firpo Segura.
Tiempo después se volvieron a encontrar sobre un ring, pero en ésta ocasión las cosas no serían favorables para “Shadow”; Firpo, recordando sus buenos tiempos de boxeador impactó de manera brutal su poderosa derecha en la quijada de su odiado rival, mandándolo a la lona y noqueándolo de inmediato. Por supuesto que fue descalificado y perdió la lucha, pero a Firpo no le importó, lo que él quería era dejar humillado a “Shadow”.

Cuando “The Gray Shadow” despertó y recordó lo que pasó creyó que ya era tiempo de terminar de una vez por todas con esa rivalidad, ese knock out, era lo más humillante y vergonzoso que le había sucedido en su carrera cómo luchador. Quería exponer su máscara y dejar pelón a Firpo Segura.
Lutteroth no estaba muy de acuerdo con una lucha máscara contra cabellera, creía que era demasiado pronto para finiquitar esa rivalidad, la bronca era que en donde quiera que se topaban “Shadow” y Firpo, ya sea arriba del encordado, en las oficinas y hasta en la calle se armaban los madrazos.
Fue el 8 de febrero de 1946 en otro salvaje uno a uno Firpo vence a “Shadow”, lo cuál hace encabronar aún más al segundo y lanza una vez más el reto de una lucha “Máscara contra Cabellera”.

El reto es aceptado y firmado y se lleva a cabo ésta esperada lucha el 22 de febrero de 1946 en la Majestuosa Arena Mèxico. Se cuenta que el réferi tomó partido y no dejó a “The Gray Shadow” utilizar toda su acostumbrada rudeza y al contrario, permitió a Firpo hacer gala de su repertorio boxístico para ponerle en su madre a “Shadow”.
Firpo Segura ganó el encuentro y por ende la máscara de su odiado rival.

Cómo ya era costumbre en éste tipo de combates, el ring de la Arena México se lleno de inmediato de un chingo de gente para conocer el rostro y el nombre del rudazo de los 100 kilos.
Ya menos apendejado por tanto madrazo, “The Gray Shadow” se despojaba de la incógnita, mostraba su cara y se descubrió que se trataba de un viejo conocido.
Daniel Aldana es mi nombre”, dijo “Antes luché con el nombre de Mike Donelli”, terminó.
Después de perder esa valiosa “tapa” que lo encumbró, Aldana siguió luchando, pero poco a poco fue perdiendo popularidad hasta desaparecer de los encordados.

Bien “Finisterrìcolas”, ésta es la historia de “The Gray Shadow”, uno de los grandes rudos enmascarados de la década de los 40`s y figura de la lucha libre mexicana. Que de manera fortuita obtiene una máscara y un nombre que lo convierten en un ídolo y que al perderla se desvanece de la escena luchìstica, pero su nombre y sus hazañas serán recordadas por haber sido un gran gladiador.

Espero hayan disfrutado la presente reseña y nos leemos la siguiente semana con más datos, nombres y máscaras del rudo deporte de las llaves y los lances espectaculares.

lunes, 15 de febrero de 2016

Evangelion, ésta semana en la FCPyS de la UNAM



Por. José Ángel Garfias Frías.

He visto con gran placer que el ciclo de mesas de análisis de animación para este semestre ha levantado el interes de diversos sectores del público conocedor. Evangelion fue en su momento, hace más de 20 años, todo un gran evento internacional que impactó a toda una generación de seguidores que de manera discreta se comenzaban a internar a esto que llamamos siglo XXI, en la época de los primeros usos y orígenes de muchas de las tecnologías que hoy nos dominan de manera omnipresente. Cabe recordar que 1995 es el año que Manuel Castells define como el del origen de Internet, aunque de manera arbitraria, pero también de manera coincidente con el acercamiento que gran parte de la población tuvo con esta nueva herramienta y también es el año de origen de Evangelion.

Evangelion sigue vigente con su Rebuild of Evangelion que se espera culmine éste año.

La mesa ha levantado muchas preguntas, he aquí la respuesta a cada una de ellas:

¿El evento tiene costo?
R. Es abierto a todo público, sin costo, sólo se recomienda llegar temprano unos cinco minutos antes de las 13:00 hrs.

¿Se otorgará constancia de asistencia?
R. Si, siempre y cuando asistan al menos a tres de las cuatro mesas que tenemos contempladas a lo largo de este semestre, una por cada mes. La programación ya la conocen, y la estaremos divulgando en la Finisterra. Durante las sesiones pasaremos una lista donde deben poner su nombre y un correo electrónico.

¿Yo no puedo asistir, se grabará el evento?
R. Si por supuesto, ésta y todas las mesas se grabarán y después subiremos el contenido al canal de you tube de La finisterra. https://www.youtube.com/channel/UCOu4wnRVSgDIhopZOpl8RYw Suscríbanse.

¿Qué temas se abordarán en la mesa?
R. A continuación se presenta una breve descripción del programa de la mesa de análisis de Evangelion.

Para los conocedores, es posible identificar a Evangelion como un anime de dos partes, la primera dedicada a la ficción y la acción de la trama en un mundo apocalíptico. Y la segunda parte dedicada a la exploración interna de los personajes.

Los primeros cuatro temas de la ficción son:

1. IMPACTO. Un mundo que ha sobrevivido a dos misteriosos ataques que han acabado con gran parte de la humanidad. La amenaza de un tercero sólo puede ser repelida por un jóven con poco caracter.

2. NERV. La humanidad confía plenamente en la ciencia. Los gobiernos se unen para utilizar la propia naturaleza de los enemigos para hacerles frente. Pero al tener tanto poder, ¿se puede caer en la tentación de darle un uso distinto?

3. EVAS. El arma con la que se hace frente a los enemigos. ¿Que ha detrás de estos “Robots”?

4. DESTRUCCIÓN. Un conflicto donde la misión es destruir a los ángeles, para salvar a la humanidad. De conseguirlo, que sucederá el día de mañana.

De la segunda parte sólo comentaremos los temas:

5. TRAUMAS.

6. CONFLICTOS.

7. INDIVIDUO.

8. APLAUSOS.

Posteriormente viene una intervención de algunos ensayos sobre Evangelion con teorías interesantes derivadas de la saga.

Al final el público podrá hacer intervenciones.

Este modelo será el que seguiremos en las siguientes sesiones.

Este martes 18 de febrero de 2016. 13:00 Hrs. Sala Fernando Benítez de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Allá en Ciudad Universitaria.


NO FALTEN!!!

domingo, 14 de febrero de 2016

¿Y la cabellera?



Por: Alberto Alejandro Meza

Ya es viernes de Lucha Libre “Fisnisterrìcolas” y aquí estoy nuevamente saludándolos y escribiendo acerca del rudo “deporte del costalazo”.
La semana pasada les comenté cómo es que surge la máscara dentro de la lucha, cómo llega a México y de que manera la adoptamos hasta convertirla en algo propio, nuestro, en un símbolo de poder y lo más preciado para muchos luchadores.
Recordemos que la máscara, tampoco es algo nuevo ni exclusivo de la lucha libre mexicana. Desde tiempo muy remotos la máscara es la representación del bien o del mal, símbolo que provoca miedo o en caso contrario veneración y admiración.

Al principio de los tiempos, el ser humano ha portado máscaras, cubre su rostro con otra imagen, con otra cara que lo transforma en otro ser, en un ente superior, mágico o fantástico o hasta maligno, con la finalidad de atemorizar a sus enemigos o estar en contacto con los dioses.
Desde hace algunas décadas, al hablar de lucha libre mexicana, inmediatamente nos viene a la mente la imagen de una máscara, en nuestro país, la máscara es un elemento fundamental y característico de nuestra lucha, no se puede hablar de luchas en México sin hacer referencia a la máscara, se ha convertido en algo muy nuestro, muy mexicano y por extraño que parezca, la máscara y los luchadores que la portaban, no surgieron en nuestro país.

Les platicaba que el primer luchador profesional enmascarado del que se tiene registro, surge en Francia en 1873, conocido “Le Lutteur Masqué”, o sea “El Luchador Enmascarado”. (Tanto pinche francés pa` la mamada de nombre).
En 1915 por fin hace su aparición el primer luchador enmascarado en los Estados Unidos, un misterioso gladiador nombrado “The Marvel Masked” (Originalidad ante todo para el nombre). Poco después se daría a conocer la identidad de éste gladiador: Mort Henderson.

Tiempo después en 1934 en México, un luchador de nombre Luis Núñez, se entera del éxito que tuvo en un principio “The Marvel Masked” y decide enmascararse haciéndose llamar “El Enmascarado” (¡Con un demonio! ¿No podían inventar otro nombre? No sè, “El Muerto”, “El Fantasma”, “El Tornado”, “El Asesino”, “El Sicario”, “El Gangster”, etc.) En fin está comprobado que para esa época no tenían imaginación para inventarse un mote de luchador.

Núñez no tiene éxito y desaparece, entonces surge “Gordon McKey”, luchador estadounidense que luchaba con el sobrenombre de “Ciclón McKey”.
En noviembre de 1934 hace su aparición con gran éxito “La Maravilla Enmascarada”. McKey, sin pensarlo resultó ser una inspiración para que los luchadores mexicanos comenzaran a enmascararse.
Es así cómo poco a poco el fenómeno de los luchadores enmascarados va desapareciendo en los Estados Unidos y en México surgen cada vez más luchadores enmascarados, les mencionaba que a la máscara se le va dando un valor simbólico demasiado grande, a tal grado que cuando una rivalidad llega al límite y dos luchadores ya no se soportan, se odian, se lastiman, se humillan, llegan a la modalidad de nuestro deporte del costalazo más importante y mórbida que existe: “Máscara contra Máscara”.
Una lucha uno contra uno a dos de tres caídas sin límite de tiempo, sin importar edad, peso, jerarquías, no importa si se es rudo o técnico o cuantos campeonatos se poseen, lo que verdaderamente importa es defender lo más preciado para un luchador en México: “La Màscara”
Para ello se requiere fuerza, condición física, amplio conocimiento del llaveo y contrallaveo y técnica, así cómo se puede recurrir a la rudeza y artimañas, pero sobre todo se necesita corazón para salir avante en una lucha tan importante.
El ganador conserva el misterio y por supuesto que el perdedor debe pagar tributo y entregar tan sagrada prenda a su verdugo, revelando su nombre real, su edad y el tiempo que tiene còmo luchador profesional. Algunos desenmascarados al mostrar su rostro siguen teniendo éxito y aceptación por parte del aficionado, algunos poco a poco son olvidados hasta desaparecer o portar otra máscara con otro nombre y otro personaje.

Bien, ya hablamos mucho del origen y del valor que tiene la máscara en nuestra lucha libre: ¿Y la cabellera?
Cómo es sabido, en un principio la mayoría de los luchadores en México no utilizaban máscara ni un equipo vistoso y colorido, sabían al ring utilizando un calzón y unas botas, por supuesto sin olvidar un cabello bien recortado y bien peinado además de un bigotito al puro estilo de Pedro Infante.

De igual manera no utilizaban un sobrenombre o un mote para darse a conocer, los luchadores de antaño usaban sus nombres reales, por ejemplo: Octavio Gaona, Merced Gómez, Firpo Segura, Daniel Aldana, Héctor López, Rolando Vera, Al Amezcua, etc.
De hecho las primeras luchas de apuestas en México ni siquiera eran de “Mascara contra Máscara”, eran de “Máscara contra Cabellera”, es decir desde los años 30`s, estos dos elementos ya se habían convertido en símbolos de poder sin que los mismos luchadores se hubiesen dado cuenta.
Una de las luchas de esa índole más recordada sucedió en 1939, cuando Octavio Gaona despojó de la “tapa” al “Murciélago Enmascarado” que resultó ser Jesús Velazquez, a quién ya les había mencionado la semana pasada.

Con el paso de los años y la evolución que va presentando la lucha libre mexicana, los encuentros por las máscaras se van convirtiendo en combates de mucha expectación y muy atractivos para los aficionados, empiezan a caer máscaras legendarias y a surgir nuevos ídolos de la afición.
Pero ¿Qué pasa con los luchadores que perdían la máscara o con los que nunca utilizaron una? Algo tenían que apostar para encumbrarse.
Se requería poner en juego algo que al perder el rival se sintiera derrotado, pero no sólo eso: Humillado.

¡Qué mejor humillación que ser rapado en público! Recuerdo que alguna vez Jesús Reyes (Máscara año 2000) declaró que es mucho más penoso y humillante ser pelado en público que despojarse de la incógnita.
Comienzan entonces los encuentros “Cabellera contra Cabellera” y aunque en ocasiones no despierta el morbo o la expectativa que genera una lucha por las máscaras, es otra modalidad de apuesta donde se defiende a toda costa el cabello, al cuál también se le esta dando el estatus de poderío (recordemos al pendejo de Sansón, que por unas nalguitas se quedó pelón, debilucho y madreado).

La lucha por las cabelleras es hasta cierto punto similar a la de mascaras, un par de cabrones ya no se aguantan, cada que se encuentran se meten unas salvajes madrinas, al grado de ya ni siquiera importarles si ganan o no la lucha, lo que interesa en ese instante es ponerle en su madre al odiado rival, lastimarlo y humillarlo, y cómo no utilizan máscara lo que queda es el folículo capilar (o sea la pinche greña) para apostar en una lucha uno contra uno, un mano a mano para definir quién es mejor.

La preparación en el gimnasio es sumamente importante, sin olvidar que se trata de luchadores profesionales, que al igual que los enmascarados son expertos en las llaves y contrallaves. Técnica y rudeza son necesarias para defender éste otro elemento tan preciado e importante en la lucha libre mexicana: “La Cabellera”.
El ganador conserva el pelo y obviamente el derrotado es rapado delante de todo el público asistente a la arena. Humillado y de hinojos el luchador que es rapado entrega un mechòn de sus cabellos al ganador, el cuál los recibe y guarda cómo trofeo que de manera simbólica se convierten en un gran logro dentro de su carrera luchìstica.

Tal vez piensen: “El pelo vuelve a crecer y ya”, pues si, pero la humillación sufrida nadie te la quita, así que al crecer el cabello se tiene la oportunidad de buscar revancha y rapar al verdugo o iniciar o buscar nuevas rivalidades para poder rapar a algún otro contrincante.
De hecho las luchas de apuestas por las máscaras o por las cabelleras son de suma importancia en nuestro país, son luchas que nos dan una identidad única a nivel mundial, por ejemplo, en Estados Unidos no hay enmascarados, y los pocos que existen son mexicanos y en teoría si no hay luchadores con máscara se debería jugar las cabelleras… pues no, no lo hacen.
En Japón si existen más enmascarados, pero es muy raro que apuesten sus “Tapas” o sus pinches greñas. De hecho los luchadores japoneses vienen a México a entrenar y a perder sus máscaras con los gladiadores nacionales.
Otra modalidad de lucha de apuesta que existe en México y que es de las primeras en surgir en los años 30`s es la lucha de “Mascara contra Cabellera”, aunque no ahondaré mucho en el tema, porque en realidad, no despierta tanta emoción cómo las anteriores y por lo general en éste tipo de combates el ganador resulta ser el luchador enmascarado.

Sin tomar en cuenta cuestiones de mercadotecnia, el verdadero éxito de la lucha libre mexicana radica en construir un estilo propio con cualidades especiales distinguibles en casi cualquier parte del mundo.
Dicho estilo de la lucha libre mexicana se distingue visualmente desde el uso de máscaras y equipos vistosos, hasta en su ejecución donde sobresalen los lances y llaveos por parte de estetas que tienen un físico desarrollado.
El luchador mexicano en general busca guardar un equilibrio entre la fuerza y la agilidad. De manera particular, la lucha libre mexicana combina el deporte con el espectáculo; la atmósfera que se crea en una arena de lucha libre permite al público transportarse al Coliseo romano y pedir combates de gran calidad.
Las características más importantes, por las cuáles la lucha libre es reconocida a nivel mundial son las máscaras y las cabelleras, esos elementos tan importantes para muchos luchadores que en realidad guardan el misterio y la fuerza mítica de la persona que se desempeña en el ring y que crea un ambiente de misticismo y enigma, dando un toque especial y emotividad a la lucha de apuestas, las cuales nacieron en México.

Como puede verse, la importancia de la lucha libre mexicana trasciende fronteras, y es a través de sus peculiaridades de estilo y creación de leyendas que ha llamado la atención, grandes figuras heroicas como el Santo o Blue Demon llevan sus símbolos hacia todas partes. El público se vuelve cómplice de sus mensajes, pues aunque en el fondo sabe que en el ring lo que se presenta es un espectáculo, el misticismo y la religiosidad del evento al cual siguen con pasión, es lo que conforma una gran realidad como industria cultural.
La lucha libre mexicana se dio como un fenómeno importado de otros países, pero que adquirió una singularidad propia debido al uso de máscaras y técnicas de combate derivados del principio de no resistencia, el cual hace posible hacer movimientos vistosos sin lastimar al contrario, pero ofreciendo un espectáculo donde se escenifica principalmente la batalla entre el bien y el mal, con la figura del técnico y rudo respectivamente.
El público acude a las arenas no con el afán de ver la destrucción de alguno de los combatientes, sino a admirar las ejecuciones que hacen los estetas y a calificar la buena realización, de acuerdo al papel que les corresponde representar dentro de todo este ritual.
Es cierto que el luchador echa mano de recursos histriónicos para convencer al público de su papel, pero también es cierto que para subirse al ring hace falta tener mucha preparación para cuidar la integridad física propia, así como la de los compañeros, por lo que el luchador es una figura bien pensada y preparada que además de cumplir con los requisitos del entrenamiento físico, se somete a la transformación simbólica a través de la máscara o la cabellera y el equipo para convencer de que no es él, sino el personaje, el luchador, el que va a combatir en el ring, a eso es a lo que se le denomina simplemente, hacer la lucha.

Por ahora me despido esperando que mi columna de éste viernes haya sido de su agrado y ahora ya sabemos porque la máscara y la cabellera son elementos tan importantes y me atrevo a decir fundamentales en nuestra lucha libre y porque los encuentros de “Màscara contra Màscara” y “Cabellera contra Cabellera” son tan electrizantes y emocionantes, ya sea para conocer un rostro o para ver a un luchador humillado y pelón.





miércoles, 10 de febrero de 2016

“The” Star Wars como una galaxia de posibilidades.



Por. José Ángel Garfias Frías.

Con toda la parafernalia de Star Wars por su mas reciente película, el mundo del comic también se vio ámpliamente surtido de obras derivadas de Star wars, creando un universo, el cual dicho sea de paso es bastante ámplio. Tan es así, que Disney al adquirir los derechos tuvo a bien, según ellos, empezar a reestablecer la línea temporal de Star Wars entre lo que es canónico y lo que la pertenece a la línea oficial; contra lo que no es.

Tras él éxito de la primer película, Una nueva esperanza, en los años setenta; casi de manera inmediata se continuó la historia de Star Wars a través del comic y se matuvo vigente por muchos años a los personajes expandiendo el universo para ver más aventuras del capitán Solo y la alianza rebelde contra el imperio; acompañando muy bien a la primer trilogía. Y en algunos casos especulando sobre lo que sucedía después del Regreso del Jedi, dejando siempre la espectativa de ver más películas de la saga. De esta forma, el aficionado ya tenía una idea más clara de cómo se desenvolvía este universo más allá de la primer trilogía, que veinte años después orilló a la segunda trilogía como precuela, y posteriormente al episodio VII.

Pero el episodio VII tenía una nueva administración y Disney quería reiniciar todo, después de todo, no tendría mucho atractivo y habría poca sorpresa al llevar a la pantalla lo que ya se había contado en comics como “Heredero del imperio” donde Luke Skywalker sigue en su labor de reestablecer la orden Jedi; así que la solución fue hacer un universo más pequeño y empezar a sacar de “lo oficial” muchas de estas historias y quedándose con lo menos posible para volver a contar otra vez.

De esta forma, el universo de Star Wars quedó fragmentado en dos grandes bloques. Lo clásico que sería tratado a partir de ahora como historias alternas “no oficiales “ se vendería bajo el sello LEGENDS y lo nuevo, entre ello, una nueva oleada de comics de Darth Vader y compañía, sería considerado LO OFICIAL, es decir, STAR WARS. En fin, destruir un universo para volverlo a contar.

Y bien, el propósito de esta intervención es comentar una de las obras que recientemente salió a la venta en México bajo el sello de Panini, una editorial transnacional que ha apoyado con muchas fuerzas el comic y manga en nuestro país. La obra en custión se titula THE STAR WARS, que agrega ese THE, al nombre final de STAR WARS y cuyo gran atractivo es que está basado en el primer guión escrito por George Lucas y que difiere bastante a la versión final que vimos en pantalla. Ëste comic trató de recrear esa primer versión imaginada por Lucas cuando estaba gestando la obra, y trató de apegarse lo mas posible a ese primer guión.

Pues bien, analizando la obra, el gran peso se centraba entre la lucha de caballeros Jedi y los Sith siempre resaltando esa dualidad; y no pesa tanto la cuestión del imperio y la alianza rebelde. Y por supuesto, los sables de luz siguen siendo el arma principal.

En cuanto a los personajes, el protagonista es Annikin, un joven aprendiz de caballero que vive con su padre Starkiller, y su hermano menor Deak en un planeta de la gaxia. Starkiller es un experimentado caballero Jedi que ha sido el orgullo de viejas batallas y está entrenando a sus hijos. Pero el ataque de un sorpresivo Sith acaba con su hijo menor, y su voluntad, por lo que ya no se siente capacitado para entrenar a su hijo, y debe llevarlo con el gran maestro Luke Skywalker.

El nombre de Annikin, se convirtió en Anakin para dar como resultado nuestro protagonista conocido que a la postre se convertiría en Darth Vader, aunque en actitud, Annikin es mas parecido al inexperimentado Luke de la saga original. Si bien la figura del padre desapareció en la versión final, el nombre de Starkiller se rescató cuando salió a la venta el videojuego de The Force Unleashed donde el protagonista era el aprendiz secreto de Darth Vader ubicado entre el episodio tres y cuatro; aunque nada que ver en personalidad. Y por último el Luke Skywalker de esta versión original sería más parecido al viejo Obi Wan de una nueva esperanza, para fungir como el mentor de Annikin.

La princesa Leia sigue siendo en esta versión una jóven con mucho caracter, no obstante su contexto es distinto, pues es hija de dos reyes y tiene dos hermanos pequeños con los que a lo largo de la historia habría que llevar y cargar. Si bien al final los hermanos desaparecieron en la versión cinematográfica, es un acierto para tener una princesa más en el papel de luchadora rebelde, que hija de reyes y hermana sobreprotectora. Esta princesa en su primera versión es una niña caprichosa y testaruda, pero conforme avanza la historia cae profundamente enamorada del joven Annikin, lo cual resulta bastante predecible y sin chiste. Por cierto, aquí no existe la restricción de casarse y tener sentimientos para los Jedi, pero si se apela por un autocontrol. La desición final de no hacer el romance entre Luke y Leia en la versión cinematográfica parece más acertada por no hacerlo tan predecible y enfocándose más en la batalla que en los sentimientos.

¿Y qué hay de Han Solo?, bueno, pues aquí resulta ser una versión fusionada entre Han Solo y Chewbaca. El capitán Solo es un mosntruo verde bastante musculosos que resulta ser un viejo conocido del maestro Luke Skywalker, tiene las habilidades de piloto, el carisma, la actitud y los músculos. Es un gran personaje que sobresale ante los demás, pero que al dividirlo en la pareja que ya conocemos dio un mejor resultado en pantalla, teniendo al Harrison Ford de personalidad tramposa y coqueta, y por otro lado a nuestro peludo amigo.

Los androides son fieles al diseño final, de C3PO y R2D2. Pero el cambio está en la personalidad de “Arturito”, pues aquí el robot habla y le contesta en tono grosero, todas las cosas que C3PO, le dice en su personlidad británica castrante. Resulta interesante ver como el R2D2 final de las películas perdió la voz, pero conserva esa misma personalidad irónica y burlona pero sin decir palabras y sólo con ruiditos.

Y bueno, finalmente en este universo Darth Vader existe como un comandante de las fuerzas oscuras, vestido de negro, pero sin la máscara, y en cambio muestra una cicatriz; y lo mas importante de todo es que no es un Sith, sino sólo un general de guerra. El villano final será interpretadpo por un Sith que se entremezcla en lo complejo de la historia.


Como puede verse, esta version primitiva de Star wars es una base de lo que a la postre conocemos, pero seguramente George Lucas y los ejecutivos de cine, tuvieron que darle muchas revisadas al guión y diseño de personajes parra traer a la pantalla un producto más accesible en cuanto a la trama, y complejidad de los personajes. De igual forma es indiscutible la labor de mercadotecnia que la película inauguró con la venta de figuras de acción y demás parafernalia, que a la postre es un modelo de comercialización del cine de Hollywood. Y esta es una probada de que el universo podría haber sido de muchas formas, infinitas son las posibilidades, pero es como es por alguna razón.