lunes, 28 de diciembre de 2015

¿Qué vas a estudiar en el año 2016?


Por. José Ángel Garfias Frías

Un año mas, pero no un año cualquiera, mas bien un año de incertidumbre. Los tan vanagloriados cambios tecnológicos que se han venido pregonando desde hace más de veinte años en el libro Ser digital de Nicholas Negroponte y que dieron como resultado un debate que llevaba el emblema de “las nuevas tecnologías”, que hoyen día ya son una realidad, y que nada tienen de nuevas.

Se podría decir que el futuro nos alcanzó, y no es que no nos hayamos dado cuenta, quizá el futuro no es tan bonito como lo planteaban las utopías, pero tampoco es tan horrendo como en las versiones más apocalípticas. Digamos que el presente es un tanto gris.

Hoy al calor, del presente, la vida nos ofrece un panorama que si bien se ha podido enfrentar al nivel de “los fierros”, nos lleva a tener mas cuestionamientos en la parte social, aquella que implica la economía, los cambios en las relaciones sociales y el trabajo.

Permítanme remontarme al pasado, en un año que tuvo un gran encanto, un año en que muchos de ustedes ni siquiera habían nacido y si lo habían hecho, todavía estaban chavos. Vamos a hablar de 1999.

Y ahí lo tienen, un año que pasaba en la UNAN con total incertidumbre, pues una huelga que se había iniciado en abril, tendría su culminación hasta febrero del año 2000. Yo en el último semestre de CCH, haciendo cabildeo en clases extramuros para abandonar el CCH y embarcarme en una aventura que no tenía futuro ni esperanza. Fue difícil decidir qué carrera elegir en un ambiente así, no recuerdo por qué elegí estudiar ciencias de la comunicación, pues no había recibido la mejor orientación vocacional y sólo la relación de la carrera con los medios me llamaba la atención. Ya desde entonces tenía interés en los comics, y los videojuegos; y como no había carreras de nada de eso en la UNAM, prácticamente me dio lo mismo estudiar comunicación, o diseño gráfico o medicina. Yo me ganaba la vida vendiendo tacos, así que si no triunfaba, sólo tenía que expandir más el changarro. Así que elegí comunicación.

Pero en lo que me quiero centrar es en esas primeras clases que tuvieron lugar en el año 2000, en ese momento en que conoces a nuevos compañeros que al igual que tú tienen una razón de ser en la carrera y que en las clases no faltaba la pregunta del profesor : ¿Por qué estas estudiando comunicación? Y lo que respondieron los jóvenes del año 2000, según recuerdo fue lo siguiente.

Un gran puñado de chavos se querían dedicar a la radio, eran fieles seguidores de estaciones de radio y había un gusto especial por la música, la carrera de locución se confundía con la de comunicación y estaban entrenados para seguir a la gran figura de la Facultad que fue Toño Esquinca como modelo a seguir. Hoy en día, la radio sigue subsistiendo como lo ha hecho a lo largo de su historia, siempre amenazada por nuevas tecnologías; y aún más reducida por la música digital que ha desaparecido a la par que los mix up. Y difícilmente alguno de mis alumnos menciona que quiere estudiar comunicación como primera opción.

La gran mayoría veía en el año 2000 a la televisión como el principal medio y el gran anhelo era integrarse a trabajar en alguna de las dos grandes empresas de televisión del país. Hoy en día, las televisoras la están pasando muy mal por la baja de ingresos en publicidad y la competencia de otros servicios de entretenimiento de audiovisuales. El apagón analógico y la muerte de Chabelo hace una semana, lo dejaron fuera. De todos, la televisión es uno de los medios más incierto y también de los más criticados. Hoy muy pocos ven en la televisión la estabilidad milenaria que caracterizaba a este medio sólo algunas décadas atrás.

Y los de cine, que no eran pocos, siguen siendo un grupo que desde aquellos años ya pintaban como los grandes intelectualoides de la comunicación. Una oleada de comunicólogos que eran ávidos consumidores de cine de todo tipo, desde el llamado cine de arte, hasta el comercial y más. Hoy en día el cine es una de las carreras más difíciles, y aunque no es una industria, a nivel nacional, se ha mantenido a flote ofreciendo una experiencia distinta cuando acudimos a las salas, cada vez de manera más frecuente. Se han hecho esfuerzos en cine de animación mexicana, pero nada como para hacer un gran ruido.

Y de repente levantaron la mano los de los medios impresos. En primer instancia los periodistas que si bien desde niños pulían su afán por leer y escribir mejor, en esos años sin duda había una oferta de periódicos más amplia. En la actualidad los periódicos subsisten de milagro financiados por otros medios o negocios que los soportan. Diferentes servicios que de alguna manera hacer de la noticia una mercancía más para consumir.

Y los de revistas que también escribían sobre diferentes ámbitos. Si bien las revistas manejan muchos intereses y se dirigen a diferentes públicos, es un género medio raro que ha subsistido en los milenarios puestos de revistas o en los locales cerrados, pero las revistas ahí siguen y se sigue escribiendo en ellas a pesar del daño ecológico.

Y de videojuegos ni hablemos, sólo había un tipo loco que se la pasaba jugando Game Boy Advance en clases, que no tenía muchos referentes ni puntos de comparación sobre lo que esta industria es en la actualidad por su ubicuidad en diferentes soportes. Hoy en día la sociedad es cada vez más videojugadora.

En fin, en aquel año, muchas ideas e intereses, no se mucho sobre lo que pasó con esa generación de estudiantes que quería trabajar en estos medios; de algunos supe que lo consiguieron de alguna forma, pero ante los nuevos cambios tecnológicos a veces los han despedido, y a veces han sobrevivido a la ola. Esa generación que entró con muchas expectativas al nuevo milenio, ha desaparecido, se ha mutado o anda vagando por ahí.


Las nuevas generaciones que afrontan este 2016, tienen a su disposición diferentes medios y formatos aún por explorar, si bien es difícil trazar una ruta sobre algún lugar o puesto en el cual trabajar, lo cierto es que lo único que pueden tener es incertidumbre, y la mejor manera de afrontarla es preparándose mucho más que como nosotros nos preparamos. Su mundo es muy distinto al que nos tocó vivir.  

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